Pablo Neruda. Poema XIII
Te atrapaba mi boca con besos chiquitos
pero siempre llegando a la raíz de tu piel.
Mis labios seguían su rumbo por todo tu cuerpo
similar a un barquito perdido en el mar.
Y en ese misterio de no detenerme,
insistía besando, tu rostro, tus ojos, tu cuello,
llegando a tu ombligo y ya, muy cerca del pubis,
sentía tu entrega porque ya tenías la mía.
Tu cuerpo era un mapa
con cabos y golfos e islas perdidas
que yo recorría, tejiendo tus días, tejiendo tus noches
y tú complacido, me ibas sintiendo
mientras, mi amor se extendía
en lazos y fases de unión.
Tú eras el yo y yo era el tú.
La tela ya estaba expandida
y el infinito se llenó de espuma
similar a ese mar que acaricia
en olas muy grandes de besos salados,
el abandono de una playa sin gente
donde sólo existe una araña, sedienta de ti.
Luz del Olmo