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Channel: En un Acorde Azul
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DIARIO DE UNA TARDE

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                                 Imagen traída de http://aranitacampena.blogspot.com.es/ 

                                                 Viernes 2 de octubre de 2015

Carmen y yo llegamos antes de  la  hora y después de una pequeña vuelta en busca de un aparcamiento, encontramos con toda faciliad, gracias a Carmen,  el edificio de Caja Círculo, en la calle Julio Saéz de la Hoya. Ya me habían indicado que en este lugar, todos los viernes,  hay concierto de música. Tanto Carmen como yo, lo apuntamos en la agenda de nuestros pensamientos.

Decidimos tomar algo para hacer más corta la espera. Buscamos un bar  y allí tuvimos la grata sorpresa de comprobar que se nos habían adelantado  Mayca, Pedro, Paloma, el presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de  Burgos y algunos más. Entre ellos Diego FernándezMagdaleno a quien nos presentaron. Después de reponernos con la invitación de Pedro,  nos acercamos a la puerta de entrada.  Me alegré de ver de nuevo a Óscar Esquiviasy también a Esmeralda y Andrea. Otra vez saludos y palabras que iban de una a otra, al son de nuestra cuerdas vocales. Al poco llegó María Ángeles, saludos y puesta al día. La puerta seguía cerrada para nosotras, aún no era la hora, pero la espera no se nos hizo larga, entretenidas como estábamos con nuestras chácharas.

Ya dentro del acogedor recinto, nos recibió   una mesa pequeña y  un gran piano que ocupaba  el centro del escenario. Desde un principio me atrajo ese piano. Hubo presentaciones y después la mesa quedó con dos sillas ocupadas  por Diego Fernández Magdaleno y Pedro Ojeda Escudero, los dos, como buenos amigos que nos demostraron ser, nos hablaron en animada charla, de la vida, de la muerte, de la escritura,  de la duda y en especial, del paso del tiempo.

Preguntas y respuestas se iban sucediendo por ambos lados, donde se volcaban, ideas, reflexiones, sentimientos y emociones, en esto del escribir, unidos en el caso del autor del Tiempo incinerado, de una forma muy especial a la música, las dos pasiones que dan sentido a  su vivir.

Se hicieron preguntas por parte del público y se comprendió mejor la lectura de su Diario, porque Diego Fernández Magdaleno nos habló, al numeroso público que llenaba la sala, con toda sencillez y sinceridad, de su forma de comprender el día a día, con  sus avatares e incertidumbres, como ser humano que es y eso que para finalizar y después de un pequeño concierto, especial para nosotros, lo imaginé divino  y fuera del alcance de los mortales. Las  notas que iban llenando el espacio que nos unía, en nuestras individualidades, me pareció tan sublime, como fugaz y eterno a la vez, porque siempre lo guardaré en mi recuerdo de la tarde, ya noche,  de este 2 de octubre de 2015 en Burgos.

Luz del Olmo       

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