Algunos les he dado clase y eran los que más me gustaba enseñar a la vez que yo también aprendía. A otras las he visto actuar en obras de teatro y he sentido como todo el auditorio se llenaba de júbilo y gozo.
Me he quedado asombrada al comprobar cómo eran capaces de desmontar toda la gravedad y armonía que poseen los componentes de una orquesta muy seria de música clásica y ahora este mes de diciembre, he tenido la fortuna de pararme a mirar y admirar los trabajos manuales y sus pinturas, en el Centro de Exposiciones de Velilla de San Antonio, porque yo les he visto y les he sentido a ellas, las personas con discapacidad intelectual y siempre que les tengo muy cerca, reconozco que tienen algo especial en su forma de transmitirnos lo que viven, lo que sienten porque están muy y mucho capacitados para expresarnos todo ese mundo emocional de inocencia, ternura y cariño que en nosotros, los capacitados, vamos perdiendo a medida que nos sumergimos en un mundo cada vez más frío y racional.
Ellos y ellas están aquí para recordarnos que lo más importante son los sentimientos. Tendremos que aprender de su gran capacidad para transmitírnoslo.
Luz del Olmo
( Las fotos me las ha envíado Carmen Muñoz, la persona que lleva dirigiendo estos talleres durante varios años)