(c) Luz
Según voy leyendo “Mala hierba”, tengo la impresión de que en realidad el apático y abúlico Manuel es para Pío Baroja , un mero pretexto que sirve de presentación a otros personajes de la novela, como son el trabajador consciente Roberto Hasting, o su compañero Alejo Monzón,- Alex- escultor inconcluso que se cree genial , así como el tertuliano caradura y aprovechado de Bernardo Santín, metido a fotógrafo sin conocer para nada ese arte y Esther Wolowitch, la inocente polaca enamorada, todos ellos incluidos en el retrato de la bohemia madrileña, que después dará paso a otros personajes como el colocador , vendedor de humos y timador Bonifacio Mingonte, acompañado del embaucador y tramposo Peñalar o la Baronesa Aynat, trapisondita e interesada. El riquísimo comerciante Sergio Redondo que se deja explotar por todos los anteriores y ese es mi punto de lectura esperando a ver que pasa con la farsa que preparan todos ellos para que Manuel, que ya tiene dieciosho años, resulte ser un hijo creíble de catorce.
El chico, como siempre, se deja querer y llevar, sin oponer resistencia, sin luchar en esta “Lucha por la vida” y por eso pienso que quizá los protagonistas sean los otros y Manuel un simple espectador imbuido en un gran nihilismo, al que tan aficionado era D. Pío.
Luz del Olmo