"¡El Toqui, el Toqui! clama la conmovida casta.
Anduvo, anduvo. La aurora dijo:"Basta",
e irguióse la alta fuente del gran Caupolicán".
Reconozco que me cuesta hacer una entrada en el blog, sobre el libro de la autora chilena, Isabel Allende, conocida por sus numerosas novelas que tanto han llegado y llegan a su público lector.
En principio su lectura me atraía y leí con interés cómo Inés Suárez, la protagonista de esta novela, después de enamorarse perdidamente de Juan de Málaga, se casa con él, con tan mala fortuna que la costurera, cocinera y enfermera, entre otras cualidades, nacida en Plasencia, se queda viuda sin serlo, pues en aquella época del siglo XVI, cuando España dominaba el mundo con el emperador Carlos I, la conquista de nuevos territorios, donde podría parecer que el oro y el prestigio era fácil de encontrar, estaba a la orden del día.
El marido de la protagonista, emprende rumbo a las Américas y es entonces cuando Inés, al no poder resistir su ausencia, decide que no puede vivir sin él y sus apasionadas noches con sus días, por ello emprende junto con su sobrina Constanza, rumbo a las Indias, convirtiéndose así, en "la primera conquistadora española", después de sobrevivir a un imposible viaje y a innumerables desdichas y calamidades, donde muchos hombres perecieron.
Con el tiempo y sus penurias, Inés llega hasta Cuzco, dominadapor Pizarro, para conocer al que será su gran amor, pero no el último,Pedro Valdivíael Conquistador de Chile y fundador de su capital, Santiago.
La novela transcurre por estas bellas tierras y si es verdad que la autora nos muestra sus parajes, que siempre he querido conocer, pero en mi opinión, se centra más, con todo lujo de detalles, en las continúas batallas que en mi lectura empiezo a padecer, porque cada vez mi ritmo es más arduo e inconstante.
Reconozco que Isabel Allende, sabe muy bien como manejar al lector, para seguir incitando su interés, por eso continúo en las memorias que Inés Suárez, nos va dejando en sus casi cuatrocientas páginas y con altibajos, llego hasta el final, cuando ya muy longeva, ha conseguido centrándose en ella misma, en su forma de ser y estar, para afrontar con valor, la ruptura no deseada de su adorado Valdivia, hasta encontrar otra pasión más tranquila y sosegada en Rodrigo de Quiroga. Esto sucede, cuando Inés, ya había pasado de los 40 años, que en aquella época, se podía considerar casi como una anciana.
La novela acaba con la horrenda muerte de su segundo marido y ella, la gobernadora de Chile, que siempre tuvo salud de hierro, ya muy enferma y en su lecho de muerte, lo último que oye son los alaridos de su amante y gran amor , Pedro Valdivia, diciéndole desde el más allá: “Adiós, Inés del alma mía”.
Sí puedo decir de la protagonista de esta novela que vivió, amó y fue una gran luchadora, y por medio de Isabel Allende, he aprendido muchas palabra indígenas que no conocía, así como una visión muy distinta a la que nos daban en las escuelas y colegios de Franco, cuando estudiábamos el famoso Descubrimiento de América y que por fortuna, en estos tiempos hemos descubierto que “no es oro todo lo que reluce”.
(c) Texto Luz del Olmo
Las fotos las he hecho de la portada del libro de noviembre de 2011