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Channel: En un Acorde Azul
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SORTILEGIO DIURNO

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 Al autobús que pasaba por Pardilla, a eso de las tres de la tarde, para despertarnos de la siesta, lo llamábamos El Albarrány  puede que me equivoque, pero creo que más o menos, esa era su hora de  todos los días de la semana, excepto los domingos. Lo  que sí  recuerdan muy bien  mis neuronas, es el sonido que hacían sus bocinas, para indicarnos que ya era  la hora de levantarse, después del pequeño descanso que nos tomábamos, en los  calurosos veranos de Castilla, a su paso por la provincia de Burgos y  con nitiedez, puedo  visualizar el color  amarillo del coche, con un gran morro y en especial su baca,  contándome alguno de  mis vecinos las anécdotas de lo que ocurría en el lugar que se acumulaban las maletas y otros utensilios varios. 


Mi amigo y  paisano, José Antonio, me ha relatado su experiencia de una viaje  a la vuelta de Boceguillas,  llevando  en la parte de arriba, donde  se acumulaban los viajeros  sin billete,  un ataúd  de madera y  el susto que se llevaron, todos los que iban en la baca, al comprobar cómo del féretro que  les acompañaba en el viaje,   salía una mano, a la vez que una voz preguntaba  que si todavía llovía o había escampao.


Parece ser que uno de los  viajeros,  al ver que la lluvia  arreciaba con  más fuerza, se había introducido en la caja de los muertos, pensando  que aquella caja de madera, era el mejor refugio para no tener que aguantar el chaparrón y por  ello decidió "morirse antes de tiempo" y  no mojarse, mientras hacia su viaje. Después de un rato y pensando que ya había pasado el aguacero, decidió levantar la  tapa de la caja mortuoria, sacar la mano y preguntar con voz viva : 


-¿ Llueve o no llueve?- El susto de los que iban en la parte de arriba, fue tremendo, para poco después, terminar en carcajadas. 


Esta Carretera General, como siempre la hemos llamado,  empezó con sus primeros planos allá por 1815, para quedar inaugurada a  mitad de los años cuarenta,  pasando   por cerca de la Plaza de Pardilla, donde todavía conservamos el asfalto, no sin antes, ya por 1949, decidir su primer desvio, pues más de un accidente hubo por entonces, como el ocurrido con el Benjamín.


Si paseas por los campos de  Pardilla, no existe solo este desvío, porque creo ya van tres. El  último fue en estos años convulsos del siglo XXI,  por donde ya no pasa El Albarrán porque se extinguió,  como ocurre con El Navarro,  que nos solía dejar en La Casilla, la vivienda del Caminero,  figura importante  en aquellos años, encargada de mantener las carreteras limpias y arregladas las cunetas. Mi tío El Jotilla, se dedicaba a esto. El de Pardilla se llamaba Aniceto, y su apodo, obviamente El Caminero.


También me cuenta José Antonio que por aquellos años de desvio, en el pueblo pernoctaban los llamados picapedreros, que se dedicaban a golpe de pico y pala, a dejar las piedras pequeñas y así poder mezclarlas con el alquitrán.


Con el tiempo, los coches de la Continental, tuvieron sus destinos desde Aranda  hasta Madrid,  para pasar a otras empresas, como ocurre ahora, con parada en todos los pueblos, cercanos a la A-1 para hacer el trayecto de mañana y tarde, en las dos horas y media que dura su viaje. 


Y mientras escribo esto, voy recordando, cómo mi amiga Cándida y yo, nos subíamos a la era donde está la zarcera de la bodega que era del señor Román y  a la vez que  bordábamos con  aguja, hilo y bastidor, nos entreteníamos en contar  los coches que ya pasaban por el primer  desvío. 


Es posible que con el tiempo, pusieran el anuncio de Coñac Henness y a pesar  de sus muchos años, la pintura  todavía no se ha borrado. 




(c) Texto y fotos: Luz del Olmo Veros





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