(c) Julio Plaza
Querido padre:
Tal día como hoy, 26 de septiembre, te fuiste para siempre y tuve que aprender, sin quererlo, a vivir sin ti. Tu corazón no pudo aguantar la muerte de tu segundo hijo, Evencio .
Tan sólo quince años disfruté de tu compañía; después todo fue ausencia. Ausencia que fui arrastrando, según iba creciendo y enfrentándome con la vida.
Ahora, cuando ya mis años superan los que tú viviste, quiero que sepas que me encuentro bien y que disfruto de un júbilo tranquilo, en especial cuando paso los días en el lugar de la casa que nos vio nacer a cuatro generaciones. Los últimos fuimos mis tres hermanos y yo cuando formaste una familia con nuestra madre, que vivió por mucho tiempo a nuestro lado.
Recorro los campos castellanos y disfruto con el paisaje porque tú me enseñaste como mirar su belleza y en los pasos te voy reconociendo al recordar cómo los dos recorríamos las tierras y viñas, mientras tú me contabas miles de historias que no quiero, ni puedo olvidar.
Algo o mucho de esas historias me empeño en dejarlas escritas porque heredé de ti, la capacidad de soñar.
Algo o mucho de esas historias me empeño en dejarlas escritas porque heredé de ti, la capacidad de soñar.
Te empeñaste en que tus hijos estudiasen y tuviesen una vida mejor que la tuya y puedo decirte que así lo hemos hecho y que estarías orgulloso de tu única nieta y de tus tres nietos, que no te dio tiempo a conocer. Los cuatro han estudiado y sobre todo son buenas personas como los fuiste tú. También tienes dos biznietos preciosos que hacen las delicias de Victoriano y de toda la familia.
Rafael, tu hijo mayor, ha heredado tu corazón, pero es tan fuerte como madre, por eso resiste y la sonrisa siempre camina a su lado.
Ni te puedes imaginar cómo ha cambiado el mundo, pues esta carta que ahora te escribo, la pueden leer en los cinco continentes. A ti que tanto te gustaba la innovación, seguro que habrías disfrutado con estas nuevas tecnologías de los años 2000.
A pesar del tiempo transcurrido, te sigo queriendo y hay días, como hoy, que te recuerdo de una forma muy especial.
Tu hija
P.D. Te dejo la foto de la radio que hizo Evencio mientras pastoreaba con las ovejas . En ella yo te veía cómo escuchabas Radio Andorra y a veces La Pirenaica. Aún la conservo.
Luz del Olmo