Nadie que lea este libro desde el principio al final, permanecerá indiferente a sus palabras poéticas, pensadas y contenidas, donde se relata la historia de un niño y su huida de una familia y un pueblo, para encontrar la intemperie de los páramos que le acogen junto a un pastor de cabras. Y es así como va pasando, en un proceso iniciático, a otro infierno donde la muerte, la angustia, el miedo extremo se aúna con el hambre, la sed, el calor sofocante y todas las incomodidades físicas, hasta encontrar algo de respiro en el cariño silencioso del hombre valiente que lo va acompañando, lo va defendiendo y enseñándole a hacerlo, de la extrema violencia, en toda la extensión de su desasosiego, de aquellos de los cuales huye.
Javier Carrasco en esta su primera novela, Intemperie, agita a sus lectores, con tal fuerza que todas las emociones que sacuden al niño y al resto de los personajes sin nombre, se cuelan muy dentro de nosotros, para vivir con ellos de una forma tan real que nos rasgan el alma, haciéndonos heridas semejantes a las que a lo largo del texto va describiendo, porque si es verdad que el libro tiene muchas lecturas, la esencia de lo auténtico, encuentra su reflejo en cada palabra.
( c) Texto y foto de Luz del Olmo
P.D. Ya sé que no son ni chivas ni cabras, pero en mis paseos por el campo encontré estas ovejas que son un poco " primas hermanas" de las anteriores.